El rubí.
El ave cándida y grave
Tiene un maléfico encanto;
Clavel vestido de lirio,
Trasciende á llama y milagro,
Sus alas blancas masturban
Como a dos cálidos cálices.
Ningunos labios ardieron, vibraron
Como su pequeña colina en nuestros labios;
Ningún labio ha caído
Tan lánguido en mi regazo;
Ninguna carne tan viva,
He padecido o gozado:
Viborean en sus venas
Del rubí de la lujuria.
Su flor está coronada;
Y tiembla arrastrando el deseo
En un caudal de carne y rio...
Tiene un maléfico encanto;
Clavel vestido de lirio,
Trasciende á llama y milagro,
Sus alas blancas masturban
Como a dos cálidos cálices.
Ningunos labios ardieron, vibraron
Como su pequeña colina en nuestros labios;
Ningún labio ha caído
Tan lánguido en mi regazo;
Ninguna carne tan viva,
He padecido o gozado:
Viborean en sus venas
Del rubí de la lujuria.
Su flor está coronada;
Y tiembla arrastrando el deseo
En un caudal de carne y rio...
Goza y ama, quema y funde,
Convirtiendo cuerpos en cenizas,
Uno en cada mano,
Dos amantes, que mueren fríos
Y vive tanto en mis sueños,
Y en los del otro, que escoge
De la miel, la más sabrosa.
Ahonda tanto en mi carne,
Que a veces pienso si el jazmín,
Con sus dos pétalos fugaces,
Aromas raros y sabrosos néctares,
Son rubí quemante,
O es sólo un cisne en su lago
Siendo amante.
Que a veces pienso si el jazmín,
Con sus dos pétalos fugaces,
Aromas raros y sabrosos néctares,
Son rubí quemante,
O es sólo un cisne en su lago
Siendo amante.
Gustab.
Me gusto lo de los dos pétalos fugaces. Una entrada muy sensual.
ResponderEliminarLa imagen junto con tus palabras describen bien el sentimiento que nos quieres transmitir.