Salvador Gonzalez Anaya.
Como un caracol, bajo por su cuello,
deslizándome hacia sus senos,
por su vertiginosa cintura,
por su vertiginosa cintura,
me arrastro babeando
al pubis floreciente.
Tan lento, que el pezón se endurece
Tan lento, que el pezón se endurece
como despacio beso.
Me pides que te de tristeza,
pero sólo soy caracol alegre,
reptando entre los senos,
Me pides que te de tristeza,
pero sólo soy caracol alegre,
reptando entre los senos,
quemando la piel.
Me pides que te dé saliva,
Me pides que te dé saliva,
cuando la tienes toda dentro,
bullendo acorazada
serpenteando de baba
en muerte súbita.
Gustab.