Esencia.

La deseo. 

Su cuerpo pestíla sexo.
La noche se hizo larga, 
follamos hasta el amanecer.

El encierro no ayuda 
a dejar de pensarnos y desearnos.
Su olor esta en mi nariz,
mi boca, es el recipiente 
que espera su ambrosía.

Sabe a sexo, a fuego, a cenizas... 
Nuestros jugos están revueltos,
con el sabor del otro.

Ahora el agua borra todo,
lo que dejé dentro de ella,
la ducha, no deja lavarlo. 

Sus manos siguen temblando,
Mis rodillas, me obligan a caer,
 mirándome a través del vaho del espejo.
 
Gustab.

"Es una ley inexorable en la vida de los sexos, la acción anafrodisíaca de la costumbre."

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