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El rubí.

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El ave cándida y grave Tiene un maléfico encanto; Clavel vestido de lirio, Trasciende á llama y milagro, Sus alas blancas masturban Como a dos cálidos cálices. Ningunos labios ardieron, vibraron Como su pequeña colina en nuestros labios; Ningún labio ha caído Tan lánguido en mi regazo; Ninguna carne tan viva, He padecido o gozado: Viborean en sus venas Del rubí de la lujuria. Su flor está coronada; Y tiembla arrastrando el deseo En un caudal de carne y rio... Goza y ama, quema y funde, Convirtiendo cuerpos en cenizas, Uno en cada mano, Dos amantes, que mueren fríos Y vive tanto en mis sueños, Y en los del otro, que escoge De la miel, la más sabrosa.  Ahonda tanto en mi carne, Que a veces pienso si el jazmín, Con sus dos pétalos fugaces, Aromas raros y sabrosos néctares, Son rubí quemante, O es sólo un cisne en su lago Siendo amante. Gustab.

Mieles.

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Tus manos son dos alas tranquilas. Mi espíritu se dobla, como un gajo de lilas, Y mi cuerpo te envuelve... tan sutil como un velo. El triunfo de la Noche. De tus manos más bellas, fluyen todas las sombras y todas las estrellas, Y mi cuerpo se vuelve profundo, como un cielo. Ah te siento abrir como una rosa, beber tus mieles sobre humanas Mi alma es la copa del deseo pomposo que engarzará en tus manos soberanas... Gustab

Blanda Rosa.

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Un beso Francés sería dulce descansando apenas sobre sus labios, el más suave sobre la piel. Mucho más que esto, aprieta fuerte y te arranca el alma . Sería tierna una blanda rosa en tu casta mano, descansando sobre las cálidas brumas en tu amoroso vientre, en tu hondo ombligo. Algo hay ahí, algo escondido, Fuego detrás de mis cenizas. A menudo, los muros roídos son callados arroyos; Y temo, silencioso y reptante arrojarme al deseo. Yaces dormida,  con delicado capullo. Tu cuerpo detrás de los párpados, quisiera extenderse como lo hace el sueño. Del propio sueño,  cuya magia cierra los ojos a los dioses, llegas sin alas, abierta, empapada, furtiva, y yo solo deseo poseerte. Como un juego de amor apreciado, y creo, algún alivio provoca,  volando la manzana dorada, desatando tu locura por largo tiempo atada. Intimidado por tu maravilla y la humedad estrellada tan cerca de la hermosa luna, libo tus propios y brillantes rostros, mientras tu iluminas la tierra con tu esplendorosa plata. Bel

Gayo Valerio Catulo: Poema 8

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Cayo  o  Gayo Valerio Catulo  (en  latín , Gaius Valerius Catullus;  Verona , actual  Italia , h. 87 a. C.- Roma , h. 57 a. C., aunque muchos estudiosos aceptan las fechas 84 a. C.-54 a. C.) fue un prestigioso  poeta   latino  de finales del  período republicano  de Roma. Poema 8 Pobre Catulo, no te engañes más y da lo que ves muerto por perdido. Para ti en otro tiempo se encendieron muchos días felices. Eso fue cuando acudías a donde esa joven —que amaste como nadie jamás a otra será capaz de amar— te reclamaba. Y allí, en cuanto empezabais esos juegos amorosos que tanto os complacían, no hay duda de que a ti se te encendieron aquellos días felices. Mas ahora, como ella ya no quiere continuar, tampoco quieras tú: todo es inútil. No persigas las cosas que se han ido. No subsistas como un menesteroso. Pon toda tu cabeza en aguantar. Resiste y dile: «Pues adiós, muchacha. Catulo ya resiste y no te va a buscar ni a rogar como obligándote, aunque te va a doler que él no te ruegue. ¡Y ay de

Frenesí.

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Esta mujer hace vibrar su lengua con ligero chapoteo de sus nalgas; Sus caderas sacuden el aire, y sus cóncavos senos chocan con estridencia lanzando bramidos al silencio; y apretando sus piernas, todo lo aproximó escalando hacia al monte que verdea. Fuera de sí, jadea hasta exhalar el alma por la boca, vagando como lechuza por los bosques al ritmo del tambor. Bramando como una becerra bravía que huye del demonio,  mientras sigue acrobática en sus jadeos tragando todo el aire de la habitación. Cuando alcanzó el orgasmo, exhausta tras la marcha, olvido comer para dormir. Los ojos indolentes, cual prepucios, se cierran con blanda laxitud, y la furia rabiosa se torna en relajada calma. Luego, cuando el dorado rostro del Sol aparece con sus ojos jadeantes de más, con blancura del éter, la roca endurece, haciendo al mar ingobernable. Olvida las sombras de la noche excitada por sus briosos corceles de casco erguido. El Sueño escapa ya desvelada, para ser cogida una vez más. Una vez concluido

"No todas las nubes son rosa..." ( Verso 7)

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Es nube cuando amanece, y lluvia al atardecer; Escucho venir la tormenta... Flujo de lluvias que se hacen nube, truenos que surgen de su boca, del rayo que quema su interior. No todas las nubes son rosa. Atrapado en mí;  óvulos en las nubes, secreciones de mujer, Miro su nube de vello castaño, su sabor de mar. El brillo espeso que moja, carne que vibra gris,  nube de paso, cabeza de roja luz. Va remansándose por la llanura, ella, vibra quieta; nube que llora a gotas con elevada erupción de sal. Todo se bañara con chorro de luz; Dulce lluvia que parece que no es lluvia, mas sólo un susurrar, que a sí mismo olvida. Me ofrece lechos de rio, vertientes soleadas. Por la mañana nube del alba, por la tarde lluvia que se desliza. Al pie de la terraza de sol trabajamos el vacío y gritamos el silencio. Se dispersa la fragancia, exuberancia de flor. Viento luminoso que vuela, se arremolina, cúmulos de nubes que elevan. No todas las nubes son rosa. No existe cordura, late suave fuego tranquilo en

Delicadamente. (Verso 6)

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Húmedas llamas de labios entumecidos, cabeza que vibra  libre y caprichosa. Delicadamente delatas,  dilatas para mis ojos, mostrándote obscena, la cueva del milagro,  cueva de piratas. Donde mana la savia ardiente, el rayo de vida libo y deseo.. beso despierto. De la grieta incandescente,  fuente, corre lechosa lava, salpicaduras de agua profunda  mojándolo todo… Volando por universos de lascivia muere lenta entre tus dedos; Muere viva cadencia y capricho. Gustab

Vencida...

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Escándalo de miel y crepúsculos. A fuerza de apurar el cáliz, dulce amor,  vengo a consumir tu boca, madrugada de conchas, hija virgen de las cepas. Me elevé hacia ella dulcemente, como el aliento;  Besé el blanco brillante de su cuello,  apuré el rojo oscuro de su boca.  Y pasé con ella mi noche deliciosa. Olor del néctar difunde tu aliento  perfume de arrayán, coqueta inofensiva, diurna y musical, maliciosa. Quién sabe cuándo aflores viperina y vengativa. -Ven aquí, bebe y besa .- Dijo dulcemente... A quien hizo temblar las cuerdas,  apresura a besar la boca.  Bebe de su jardín de azahares transparente y  diáfano.  Cuando el agua envuelve al fuego, dio a beber vino, collares de estrellas, brillo sobre brillo... Breval maduro en vilo. Palpé el botón de dicha; dorado, sutil, claro y brillante;  Como perla rompí su velo de surco prolífico y armonioso  que a la muerte concibe trémula. Ella garabatea desafiante, salíva de su copa.  tiembla llena de embriaguez gimiendo con ojos de ronda co

Letras.

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Letras esparcidas por su piel, perdidas en el cóncavo ombligo, en la cavidad de su entrepierna. Abismos sin besos, senos que no olvido mujeres para gozar. Gustab

Ámame.

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  "Si deseas que te ame, ámame. Sólo te inyectaré placer, orgasmos en la sangre para que entre en tu corazón y te deleites. Quiero que revientes, que vibre tu carne, que tu piel se humedezca de las fragancias del sexo, que lluevan de tus ingles fluidos de perfumes, aromas a pétalos, bergamota, violetas; que tu sabor sea nube de azúcar ámbar y dulce de leche.   Beberé de todos tus poros, saciaré mi sed en el hueco de tu ombligo; me perderé en el cuenco de tu cuerpo, donde caeré al abismo ahogado en tus flujos de Venus. A partir de ese momento, solo esperaré a que el placer acaricie tu piel." Gustab.