Ángel.

Me acuerdo de ella con alegre erección,
largos versos, noches de coloquio,
de corazón a corazón recitando versos,

follando hasta que se viene en mi,
y puedo venirme en ella.

Me acuerdo de aquel Ángel de delgadas piernas,
donde en concha nacarada, pernoctó mi virilidad;
al son del blues, al son del jazz,
donde bebiendo ya excitado, por el culo la cogí,
ebrio de su olor, ebrio en su sabor, 

de nalgas abiertas como una flor.

Me acuerdo de su rubio jardín rizado que pasó por mi boca,
enseñándole a sembrar la carne con arado de lengua ,

con el viejo método del brusco palpitar.
En hierba se acosto con vientre desnudo y la mamó
con baile infernal de calafate dulzor,

descalza un chico salvaje, sujetándose cerca del mástil 

Me acuerdo despertar desnudos
arrastrándonos en la cama, respirando en mi oído,
de beso y párpados, de boca en verga suave.
“Eso no es lo mío,” dijo y  volteó bocabajo.
La penetré de espaldas, juventud futura que podré tocar.
Escuchen sáficos sus gemidos entonados por espíritu vacío.

Me acuerdo sempiterna ternura, respirada en estas vocales,
danzando su cadente forma bajo la luna llena ,

tulipán rubio y abierto, bulbos en verde lluvia fresca,

lirios guisantes creciendo como versos

floreciendo en alba luz untada de cerezas;
Su rostro de dieciocho años de luna nueva espumante.

Me acuerdo de sus ojos verdes, piel de oro suave de golpeado pecho,

leche emergiendo como de un volcán y sangre pulsando en mis oídos.  

Boca seca, lengua quieta, pulso trémulo, fuego desde el corazón. 

Crepúsculo interior, así en mi plexo solar,
siento la deidad en mí, como una puerta abierta
cambiando mi cuerpo envejecido a sol lunar.

Gustab.

Quando Spunta la luna a marechiare, viene artesanos de la palabra y lo convierte en reto.