Frenesí.
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Esta mujer hace vibrar su lengua con ligero chapoteo de sus nalgas; Sus caderas sacuden el aire, y sus cóncavos senos chocan con estridencia lanzando bramidos al silencio; y apretando sus piernas, todo lo aproximó escalando hacia al monte que verdea. Fuera de sí, jadea hasta exhalar el alma por la boca, vagando como lechuza por los bosques al ritmo del tambor. Bramando como una becerra bravía que huye del demonio, mientras sigue acrobática en sus jadeos tragando todo el aire de la habitación. Cuando alcanzó el orgasmo, exhausta tras la marcha, olvido comer para dormir. Los ojos indolentes, cual prepucios, se cierran con blanda laxitud, y la furia rabiosa se torna en relajada calma. Luego, cuando el dorado rostro del Sol aparece con sus ojos jadeantes de más, con blancura del éter, la roca endurece, haciendo al mar ingobernable. Olvida las sombras de la noche excitada por sus briosos corceles de casco erguido. El Sueño escapa ya desvelada, para ser cogida una vez más. Una vez concl...